A los 70 años obtiene título profesional. Ahora va por la maestría

Con setenta años de edad y ganas de seguir estudiando, Jesús Romero recibió el título de Licenciado en Educación básica con énfasis en humanidades: lengua castellana, logro que le permitió cumplir el objetivo de ser profesional.

Vestido con toga y sombrero vueltiao, como homenaje a su región, con una sonrisa que reflejaba satisfacción por lograr vencer todos los miedos que le generaba enfrentarse a nuevos retos, llegó junto a sus familiares a cumplir la cita con uno de los días más importantes de su vida.

La motivación más grande para este adulto mayor y hoy licenciado, siempre ha sido servir, por eso su mayor reto después de graduarse es compartir sus saberes con jóvenes de escasos recursos de una granja escolar  integral, proyecto que dirige hace un tiempo.

“Mi paso por la Universidad del Magdalena, ha sido de las experiencias más maravillosas. En el camino me encontré con muchos ángeles que me impulsaron a lograr lo que siempre había querido, por eso les agradezco y le doy gracias a Dios por sus vidas”, manifestó Jesús Romero. 

Antes de conseguir el título, Jesús tuvo que pasar por muchas dificultades. Pero, aunque vivió momentos muy difíciles, nunca decayó y siguió enfocado en su objetivo y con el deseo de demostrar que su edad no le impediría continuar con lo que había iniciado.

Una pandemia que lo puso a enfrentarse a una tecnología de la que poco conocía; un accidente de tránsito que lo llevó a la clínica por varios días; y dificultades económicas que, gracias al apoyo de familiares y compañeros de estudio, fueron eventos que enfrentó pero que finalmente pudo superar.

Ahora el desafío para este profesor que se ha dedicado a la docencia en diferentes instituciones educativas en los departamentos de: Cesar, Magdalena y Bolívar, es continuar con la maestría en educación y convertirse en docente de la modalidad a distancia de la Alma Mater.    

 

El apoyo de sus compañeros fue fundamental

A pesar de que existía diferencia de edades, en varias décadas, sus compañeros siempre lo acogieron. La solidaridad y el respeto primó por quien quizás podría ser su padre y en algunos casos abuelo, siempre estuvo presente y lo impulsaron para que hoy junto a ellos disfrute del título que les otorga la Universidad del Magdalena.