Los cambios en la rutina pueden afectar la higiene oral y los tratamientos en curso. Los pacientes con rehabilitaciones deben cuidar especialmente las prótesis y estructuras restauradas. La hidratación y el control del consumo de azúcar son esenciales para prevenir daños. Las vacaciones también son un momento propicio para revisiones preventivas.
La llegada de las vacaciones suele implicar cambios en la rutina, la alimentación y los hábitos de cuidado personal. En materia de salud oral, estos ajustes pueden tener efectos significativos, especialmente para quienes han recibido tratamientos de rehabilitación.
De acuerdo con Angélica Melo Suescún, odontóloga y especialista en rehabilitación oral, es fundamental que durante las vacaciones se mantenga una atención especial sobre las estructuras restauradas, como prótesis, coronas, carillas o implantes. “La rehabilitación oral no se limita a devolver la estética de la sonrisa, sino a recuperar la función, el equilibrio masticatorio y la estabilidad de los tejidos orales. Por eso, el cuidado continuo es determinante para conservar los resultados del tratamiento”, explica la experta.
La especialista resalta que durante los viajes o las festividades suele disminuir la frecuencia del cepillado o el uso de dispositivos de limpieza interdental, lo que aumenta el riesgo de inflamación o desgaste prematuro en las zonas tratadas. Además, el incremento en el consumo de bebidas azucaradas y alimentos ácidos puede afectar los materiales restauradores y favorecer la aparición de sensibilidad dental.
“Cada rehabilitación oral es un sistema funcional que depende del cuidado del paciente. Un descuido temporal puede generar microfiltraciones, fracturas o alteraciones en la mordida que, con el tiempo, comprometen la durabilidad del tratamiento”, advierte Melo Suescún.
Por ello, la experta recomienda reforzar las rutinas de higiene incluso fuera de casa, optar por cepillos de viaje, evitar el consumo excesivo de alcohol y azúcares, y mantener una hidratación constante para preservar la salud de los tejidos blandos.
“Cuidar la salud oral no es un acto estético, sino una práctica de bienestar integral. En vacaciones, la prevención sigue siendo el mejor tratamiento”, agrega la rehabilitadora oral.
Además, recuerda que las vacaciones pueden ser un momento oportuno para programar controles o ajustes menores, especialmente en pacientes que utilizan prótesis o aparatos removibles. La revisión temprana evita complicaciones posteriores y prolonga la vida útil de las restauraciones.
La rehabilitación oral, como disciplina, no solo restaura estructuras dentales, sino que busca devolver equilibrio a todo el sistema estomatognático: la forma en que se mastica se habla y se sonríe. En ese sentido, el mensaje de la especialista es claro: mantener la constancia en el autocuidado es la clave para conservar una sonrisa saludable más allá de la temporada vacacional.