La pobreza y la carestía en Santa Marta y el Magdalena, van de la mano del modelo de gobierno liderado por el gobernador Caicedo

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Por : Odín Vitola

Los indicadores sociales y económicos entregados por el Departamento Nacional de Estadísticas, Dane, muestran que Santa Marta es la segunda ciudad más cara del país, pero también la que tiene una acelerada pobreza, muy a pesar de sus riquezas naturales. 

Esa carestía y pobreza van de la mano de un modelo económico que, liderado por el gobernador Carlos Caicedo Omar -imputado por corrupción y como determinador de homicidio-, lleva ya una década de retroceso en todos los aspectos, con altos procesos de contratación de obras menores que además de no ser terminadas en su gran mayoría, no son prioridades para los samarios. 

Ni siquiera el Sistema Estratégico de Transporte Público, SETP, ha sido terminado, a pesar de contar con los recursos económicos necesarios, entregados por el presidente de la época, Álvaro Uribe Vélez, y dejados para su ejecución por el entonces alcalde distrital Juan Pablo Diazgranados Pinedo. 

Lo más triste y preocupante, es que se ha llevado a la ciudad a una polarización cargada de odio y resentimiento nunca antes visto, que enfrenta a los samarios permanentemente, mientras ese pequeño grupo denominado Fuerza Ciudadana maneja irregularmente los presupuestos años tras año, sin darle oportunidades a Santa Marta de crecer y desarrollarse integralmente.