🐶 Justicia para Pinky: autoridades de Santa Marta tienen que activar Ley Ángel ya

Por: @YamiPeriodista

Santa Marta una vez más es noticia nacional por la triste historia que viven sus animales, otra vez un luto que duele el doble. No por un desastre natural, ni por un crimen organizado. Lloramos hoy por Pinky, un perrito indefenso asesinado brutalmente por la patada de un desalmado, cuyo acto cobarde quedó registrado en video. Un crimen tan atroz como gratuito, que nos recuerda el largo camino que aún falta por recorrer en esta ciudad en materia de respeto y protección animal.
Pinky no solo era un perro callejero. Era un ser sintiente. Tenía hambre, frío, seguramente miedo… pero también tenía vida. Y alguien decidió que eso no valía nada.
El caso ha generado una ola de indignación en redes sociales y medios de comunicación. Líderes animalistas, concejales, ciudadanos y hasta la senadora Andrea Padilla –referente en la lucha por los derechos animales en Colombia– han alzado la voz exigiendo justicia. Pero las voces no bastan si no hay acción.
¿Dónde están las autoridades locales? ¿Dónde está la Secretaría de Gobierno, la Policía Ambiental, la Inspección de Policía? ¿Quién está aplicando la Ley 1774 de 2016, que reconoce a los animales como seres sintientes? ¿Y la Ley 2254, mejor conocida como Ley Ángel, que exige acciones concretas frente al maltrato animal?
Este no puede ser otro caso que se diluye con el paso de los días y la costumbre del olvido. Pinky merece justicia. Y no solo él: este es un grito por los muchos animales callejeros que viven en el abandono, el maltrato, la indiferencia y la crueldad.
El agresor de Pinky debe ser judicializado con todo el peso de la ley. Porque si seguimos permitiendo que la violencia contra los más vulnerables quede impune, entonces ¿qué clase de sociedad estamos construyendo?
No más excusas. No más “investigamos”. No más comunicados tibios. Es hora de que las autoridades locales activen de verdad la Ley Ángel. Que no quede solo en el papel.
Hoy fue Pinky. Mañana puede ser otro. Ojalá no tengamos que llorar más.