Drones de la guerra: la nueva amenaza que sobrevuela a Colombia - La emisora que quieren los samarios

Drones de la guerra: la nueva amenaza que sobrevuela a Colombia

Foto cortesía 
Por: @YamiPeriodista 

El conflicto armado en Colombia ha cambiado de forma, pero no de fondo. Ya no solo se siente en las balas ni en los carros bomba. Ahora viene del cielo, en forma de drones cargados de explosivos que impactan estaciones de Policía, puestos del Ejército e incluso zonas habitadas por civiles.

El uso de estos aparatos, que alguna vez fueron sinónimo de tecnología o vigilancia, hoy es una herramienta más de guerra en manos de los grupos ilegales que siguen peleando por el control de territorios, rutas y negocios turbios en todo el país. Una pelea que no solo es sucia, sino asqueante, por la forma en que utilizan a la población civil como escudo y víctima.

Cifras oficiales dan cuenta de al menos 75 ataques con drones solo en los primeros cinco meses de 2025, siendo los departamentos de Cauca y Norte de Santander los más afectados. En medio de la guerra, los campesinos, los niños, los maestros y los líderes sociales siguen siendo blanco indirecto de esta violencia cobarde y silenciosa.

La situación es alarmante. Lo que antes parecía un experimento aislado en algunas zonas del sur del país, hoy es una estrategia de guerra cada vez más perfeccionada, que ha obligado al Ejército a crear unidades especializadas para detectar, neutralizar y combatir este tipo de ataques. Pero ¿es suficiente?, por las muchas cifras, pensaría que no. 

Mientras tanto, en las comunidades se vive con miedo. En zonas como el Catatumbo, el norte del Cauca o el sur del Meta, los drones no son una novedad tecnológica: son el anuncio de una explosión, de un nuevo desplazamiento o del luto que llega sin aviso.

La pregunta es clara: ¿dónde está el control? ¿Quién responde por estas nuevas formas de violencia que siguen expandiéndose sin freno? El Estado parece ir un paso atrás, y los violentos cada vez más adelante, adaptándose, renovándose, pata solo para destruir. 

Colombia no puede seguir naturalizando esta guerra moderna. No se puede permitir que las zonas rurales y sus habitantes sigan siendo laboratorio de horror para los grupos armados. Se necesita más inteligencia, más presencia del Estado, un Estado que realmente apoye a su fuerza pública, que no saque excusas en cada situación violenta, que tenga acciones claras y no solo escriba en redes sociales, se necesita más protección a las comunidades. Pero sobre todo, se necesita voluntad y amor por la patria, una nación tranquila.

Porque si permitimos que los drones sean parte del paisaje, habremos aceptado otro capítulo de esta guerra que no termina. Y eso, simplemente, no puede seguir pasando. 

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