De Aracataca para el mundo: la historia detrás del éxito empresarial de los Dávila Abondano
En las últimas dos décadas la familia Dávila Abondano se ha convertido en uno de los principales proveedores de ingredientes orgánicos en el mundo. Su aceite de palma, con el que se produce glicerina y otros productos, ya está presente en cuatro continentes, más de 30 países y decenas de tiendas en donde se venden productos ‘made in Colombia’. ¿Qué hay detrás de su éxito?
Los jabones ecológicos de Soapworks, que se venden en tiendas de Europa y el Reino Unido, o los The Body Shop que llegan a por lo menos 47 países en el mundo, tienen en su esencia un sello colombiano. Su producción se logra gracias a una materia prima que nace en las altas temperaturas de la Ciénaga Grande del Magdalena, una de las zonas con más alta producción de aceite de palma africana.
El producto terminado se maquila en Glasgow, Escocia, y su distribución se coordina desde las oficinas Pulheim, Alemania, y Melbourne, Australia. Sin embargo, gran parte de la magia ocurre entre los municipios de Fundación y Aracataca, el mítico lugar que inspiró a Gabriel García Márquez a escribir ‘Cien años de soledad’ y donde están ubicados los cultivos y el laboratorio en el que se procedan al año cientos de toneladas de aceite de palma.
La operación es la matriz de una empresa colombiana que ha puesto el departamento del Magdalena en lo más alto de la industria mundial de los productos orgánicos. Se trata de un complejo que hace parte del conglomerado que han construido por más de 100 años los Dávila Abondano, una de las familias más influyentes del Caribe colombiano y quienes han logrado preservar un legado industrial de la mano del Grupo Daabon, su holding empresarial.
Los cultivos y el laboratorio principal del Grupo Daabon está ubicado entre los municipios de Fundación y Aracataca, en el Magdalena. Foto: Grupo Daabon.
“Creo que una de las grandes palancas para poder seguir adelante, en medio de las situaciones difíciles, ha sido esa capacidad de innovación y adaptación”, confiesa en exclusiva con Forbes Manuel Julián Dávila, CEO del Grupo. “Creemos que eso ha sido una de las ejes que nos ha permitido seguir creciendo a través de los años, de la mano de gran equipo capacitado y entrenado”.
“Fuimos bananeros, arroceros y algodoneros. Sin embargo, en los 80 se consolidó el tema de la palma africana y en los 90s pasamos a ser de palma africana orgánica. Ahí empezó todo el componente de diferencia. A inicios del año 2000 empezó la internacionalización de la empresa y llegamos a Estados Unidos y Alemania”, recuerda a Forbes Felipe Guerrero, vicepresidente ejecutivo de Daabon.
El portafolio de negocios familiar es amplio y va desde los ingredientes y productos orgánicos a incluso inversiones en el sector logístico, la industria y los bienes raíces. Don Alberto Dávila falleció en 2015, por lo que hoy quien toma las decisiones de la empresa es Carmen, junto a sus cinco hijos entre ellos Manuel Julián.
Don Alberto Dávila falleció en 2015, por lo que hoy quien toma las decisiones de la empresa es Carmen, junto a sus cinco hijos entre ellos Manuel Julián.
De hecho, parte de lo que les ha permitido continuar trazando ese camino y abriendo puertas en el mundo son las adquisiciones estratégicas que han realizado en las últimas dos décadas, así como la puesta en marcha de oficinas comerciales que buscan atender mercados estratégicos en Europa, Asia u Oceanía.
Guerrero cuenta que tienen una sede propia en Estados Unidos, desde donde atienden el mercado Norteamericano. También una operación directa en Brasil y el Reino Unido, y otra oficina en Tokio, que cubre Corea del Sur, Japón y China. Con toda esta red, son proveedores a nivel global de Johnson & Johnson, Natura, Whole Food, The Body Shop y Clif Bar & Company, entre otros.
“Ahora vienen proyectos importantes que tienen que ver con oportunidades en Centroamérica y Brasil, donde el grupo se abre más allá de la producción orgánica de los aceites y los productos certificados”, revela Manuel Julián. “La idea es estar enfocados en esa dirección y creciendo mucho en estas áreas del mundo”.
Según explica el CEO, en este momento las operaciones en Europa han estado “un poco quietas” producto de la guerra y la alta inflación. “Estados Unidos sigue creciendo, Japón y Oceanía estables, por eso el crecimiento lo vemos ahora particularmente en Suramérica”, sostiene.
INNOVACIÓN Y TALENTO COLOMBIANO
Con más de 4.000 colaboradores en el mundo, entre ellos 3.500 basados en Colombia y el restante en las oficinas donde tienen operación directa, el Grupo se ha trazado un plan para sacarle el “jugo” a las exportaciones agrícolas de la mano de tecnología e innovación. Desde sus oficinas principales en Santa Marta, justo al frente de la Bahía, han diseñado nuevos sistemas para desarrollar cultivos de bananos orgánicos, que pueden durar hasta 40 días en un contenedor sin perder propiedades nutricionales. Guerrero explica que controlan a través de drones la sigatoka, un hongo que naturalmente afecta este tipo de cultivos.
“Esta compañía no tiene avionetas, ya todo se hace a través de drones. Nos hemos especializado en el tema y estamos utilizando bolsas de papel en vez de plástico. Estamos innovando en cómo detectar enfermedades tempranas y haciendo un cambio para ir más allá de la caja del banano”, cuenta el vicepresidente y mano derecha de la familia Dávila. “La mayoría de este producto se exportan a Dinamarca, Italia, Francia, Alemania y próximamente Reino Unido. Es un banano que llega a Japón y que puede durar semanas en un contenedor antes de llegar a Asia”.
“Ahora vienen proyectos importantes que tienen que ver con oportunidades en Centroamérica y Brasil, donde el grupo se abre más allá de la producción orgánica de los aceites y los productos certificados”
Manuel Julián Dávila, CEO del Grupo Daabon.
Con el aceite de palma no solo ya lo están utilizando para desarrollar la glicerina, sino incluso para producir un aceite para los hogares, que sea más competitivo que el de soya o el girasol. La empresa cuenta con un equipo de investigación, con el que han trabajado cómo desarrollar nuevos derivados que sirvan, por ejemplo, para que una chocolatina sea más viscosa o un pan pueda expandirse aún más en su proceso de cocción.
“El aceite de palma tiene una particularidad y es que del aceite salen una cantidad de productos e ingredientes: sale el crudo de palma, el refinado, el fraccionado. Es decir, tenemos una gama completa de productos que brindan nuevas soluciones ecológicas al cliente”, concluye el vicepresidente.
La familia Dávila, que posee aún la mayoría accionaria de participación del Grupo Daabon, cree que ahora el objetivo es seguir conquistando el mundo de la mano de una propuesta de valor sostenible y amigable con el medioambiente. Desde la empresa, incluso, ya se viene gestionando una nueva sucesión familiar, de cara a que la nueva generación quede a cargo de la transformación, digitalización y nuevos procesos de una empresa que sigue dejando en alto el ‘made in Colombia’.
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