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Transportarse en Santa Marta, una verdadera pesadilla


Por: @YamiPeriodista

Santa Marta, una ciudad en constante crecimiento y con un flujo diario de miles de ciudadanos que dependen del transporte público, enfrenta una crisis que hace de cada trayecto una odisea llena de incertidumbre. Tomar un taxi, una buseta o un mototaxi ya no es solo cuestión de comodidad, sino un dilema en el que los usuarios deben elegir entre pagar de más, arriesgarse en un vehículo en mal estado o incluso exponer su seguridad.

Taxis: tarifas arbitrarias y abusos

A pesar de existir un decreto que regula las tarifas de los taxis en Santa Marta, muchos conductores han optado por cobrar por encima de lo establecido, argumentando el alto costo de la gasolina y el mantenimiento de los vehículos. Sin taxímetro y sin una regulación estricta, el cobro se convierte en una negociación desigual en la que el usuario siempre sale perdiendo.

Busetas: deterioro y conducción temeraria

El transporte colectivo tampoco ofrece una alternativa segura y eficiente. Muchas busetas circulan en evidente deterioro, con asientos rotos, ventanas que no cierran y motores que apenas funcionan. A esto se suma la imprudencia de algunos conductores, que manejan a alta velocidad, realizan maniobras peligrosas y en ocasiones, ni siquiera respetan los paraderos.

Mototaxis: riesgo e inseguridad

Para quienes buscan rapidez, los mototaxis pueden parecer una opción viable, pero representan uno de los mayores riesgos. No solo operan de manera ilegal y sin cumplir con las normas de tránsito, sino que en varios casos, los mismos conductores han estado involucrados en robos y otros delitos, convirtiendo esta alternativa en una amenaza para los ciudadanos.

¿Dónde están las autoridades?

Mientras la ciudadanía sufre las consecuencias de un transporte público caótico y sin garantías, las autoridades parecen no tomar cartas en el asunto. Urge una mayor vigilancia en la regulación de tarifas, el control de las condiciones de los vehículos y una estrategia contundente para frenar la delincuencia asociada al transporte informal.

Transportarse en Santa Marta no debería ser un juego de azar ni un acto de valentía. Es momento de que las autoridades tomen medidas y garanticen un servicio digno y seguro para todos.

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