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Día de los Océanos: menos discurso y más vergüenza

Por: @YamiPeriodista

Hoy no es un día para celebrar. Es un día para sentir vergüenza.
Porque mientras llenamos redes con fotos de atardeceres sobre el mar y frases bonitas sobre la vida azul, seguimos siendo cómplices de su destrucción.

Cada 8 de junio decimos lo mismo: que los océanos son el pulmón del planeta, que producen oxígeno, que regulan el clima, que nos dan alimento. Pero al día siguiente, todo eso se olvida. Volvemos a tirar bolsas, plásticos, aceites y desechos como si el mar fuera un basurero sin fondo. Volvemos a quedarnos callados mientras pesqueros ilegales arrasan con la vida marina. Volvemos a aplaudir gobiernos que firman tratados pero permiten que se talen manglares y se urbanicen playas como si no pasara nada.

Los océanos están enfermos. No por un virus, sino por una especie: la humana.
Y no hay mascarilla que tape el daño, ni discurso bonito que limpie los arrecifes.

Lo más indignante es que lo sabemos. Sabemos que el 90% de las especies de peces grandes han desaparecido. Sabemos que hay islas enteras de basura flotando en el Pacífico. Sabemos que el nivel del mar está subiendo. Pero aquí seguimos, mirando para otro lado, creyendo que es problema de otros o que el mar aguantará siempre.

¿Hasta cuándo?

Hoy no necesitamos una jornada de limpieza con selfies y camisetas blancas.
Necesitamos políticas reales, acciones contundentes, sanciones firmes.
Necesitamos ciudadanos conscientes, no turistas irresponsables.
Y sobre todo, necesitamos dejar la hipocresía ambiental.

Porque si los océanos pudieran hablar, no agradecerían homenajes: nos gritarían que ya basta.
Y si en serio queremos salvarlos, no es con aplausos ni con un día al año.
Es con decisiones difíciles, coherencia diaria y un respeto que se traduzca en hechos.

El océano está cansado de promesas.
Y nosotros estamos peligrosamente cerca de quedarnos sin sus maravillosos beneficios y belleza. 

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