Santa Marta respira humo: ¿quién controla la contaminación de buses y demás vehículos?
El aire de Santa Marta, que alguna vez se sintió limpio con la brisa marina, hoy se mezcla con nubes oscuras que salen del escape de busetas, buses y otros vehículos que circulan a diario por la ciudad. No es necesario un estudio técnico para verlo: basta con estar en un semáforo o seguir a una buseta unos metros para notar cómo el humo cubre la calle y llega directo a los pulmones de peatones, ciclistas y motociclistas.
Los expertos en salud advierten que la exposición constante a estas emisiones aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso cáncer. Además, el impacto ambiental es evidente: partículas contaminantes que ensucian el aire, contribuyen al calentamiento global y dañan la calidad de vida en una ciudad que vive del turismo.
Pero la gran pregunta es: ¿quién controla?
¿Existe un plan real para vigilar las emisiones contaminantes en Santa Marta? ¿Hay revisiones técnicas que de verdad se cumplan? ¿Qué autoridad se encarga de multar y sacar de circulación a los vehículos que, a simple vista, no cumplen con las normas ambientales?
Mientras no haya respuestas claras ni acciones contundentes, la contaminación seguirá viajando libremente por nuestras calles, entrando en nuestras casas y afectando nuestra salud.
Santa Marta necesita un control estricto, sanciones ejemplares y, sobre todo, voluntad para frenar este problema.
Porque la brisa no puede seguir siendo el único filtro de nuestro aire.
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